A medida que evolucionan los motores eléctricos para bicicletas, aumenta la gama de modelos entre los que elegir. Esto, precisamente, convierte la elección en un proceso difícil.
Por supuesto, no es lo mismo comprar una bicicleta eléctrica nueva que motorizar la que tienes; a menudo, las opciones disponibles no son las mismas. Algunos motores de eje de pedalier (también llamados ‘centrales’, lo que se aplica muy bien para bicis verticales pero no para reclinadas) tienen una forma específica que obliga al fabricante de la bicicleta a diseñar el cuadro a medida del motor, por lo que no es factible instalar ese motor a bicicletas que no han sido fabricadas para él.
Ahí es donde entran todas las demás opciones (hay muchas). Motores de rueda delantera, trasera, motores de pedalier… Muchos de fabricación china, algunas marcas con muy buenos resultados y reputación. Y aquí llegamos al nicho de los motores de alta gama (no confundir con potencia), que además de sus prestaciones, se distinguen por un diseño refinado, que o bien quedan discretos cuando se montan en una bicicleta o, si no es posible disimularlos, aportan un toque de estilo a la bici o trike en que se instalen.
Es el caso de la Copenhagen Wheel, un motor que esperábamos desde hace años (allá por el 2010, quizá) y cuya comercialización se ha hecho esperar, pero con un resultado impecable.

La Copenhagen Wheel, instalada en un trike ICE Sprint. Rojo, que te quiero rojo.
Probablemente, la Copenhagen Wheel (CW), de Superpedestrian, es el motor más sencillo -y uno de los más elegantes- que se puede instalar en una bicicleta (bueno, nosotros lo hemos montado en un trike). La ausencia total de cables, batería visible, controlador, pantalla, aparatosas manetas de freno con dos salidas -una para el freno, la otra para dar la señal de corte al motor-, y un largo y a menudo molesto etcétera, hacen de esta rueda una pieza de joyería para tu bici.

El diseño de la Copenhagen Wheel ha sido premiado por su simplicidad y elegancia. En esta fotografía se puede apreciar la original disposición de los radios.
Aquí todo, repito, TODO, está en la rueda. Motor, batería, controlador. A diferencia de otros motores, la Copenhagen Wheel no tiene display, y la interfaz de control se encuentra en una aplicación para descargarse en el móvil (si no tienes smartphone, vas listo). Cuando sales a pedalear, eliges el nivel de asistencia que quieres y te pones en marcha. Si llevas el móvil en el manillar, puedes cambiar de nivel siempre que quieras sobre la marcha. La aplicación registrará la distancia, vatios empleados, y lo mejor: el motor aprenderá de tu forma de pedalear y se adaptará óptimamente a ella gracias a una serie de parámetros que se irán guardando de forma automática durante el uso.


A simple vista, es una rueda roja. Pero por dentro es todo un prodigio:

Sus 250W -de uso legal en vías públicas- te entregarán la potencia de forma proporcional a la fuerza de tu pedaleo, es decir, con suavidad y sin arranques bruscos que puedan hacerte perder el control del vehículo. Cuando pedalees fuerte, el motor responderá como un acelerador, y cuando suavices el pedaleo, el motor te imitará.
Además, la CW integra en su mecánica un sistema de freno motor regenerativo. Es decir, cuando necesites, el motor reducirá tu velocidad hasta conseguir una parada casi total. Esa frenada (en realidad, marcha atrás) utiliza la resistencia del motor como dinamo para devolver carga a la batería (ten en cuenta que esta carga será sólo una pequeña parte del consumo que realizamos). El freno motor se aplica de forma tan simple como pedalear hacia atrás. Igual que el freno de contrapedal.

Otra característica de su funcionamiento, que convierte su uso en una delicia, es el silencio casi absoluto. El motor no se escucha, salvo un ligero rumor si hay completo silencio. Te acompañará sin que te enteres. El único testigo de que llevas un motor será esa bonita y característica rueda roja y el hecho de que la bicicleta dejará de pesar para convertirse en tu aliada (si es que no lo era ya).
En cuanto a la autonomía, la rueda permite da un máximo de hasta 48 km según el uso que se haga: peso, pendientes, fuerza de pedaleo, estilo de conducción… Encontrándose todo el sistema dentro de la rueda, el tamaño de la batería tiene sus limitaciones. Perfecto para el uso urbano al que se ha destinado, un entorno en el que no es habitual realizar más de 15 km diarios si hablamos de usuarios particulares -ida y vuelta al trabajo, por ejemplo-.
INSTALACIÓN
La instalación de una Copenhagen Wheel es infinitamente más sencilla y cómoda que la de cualquier otro motor para bicicleta que encuentres. El proceso es casi el mismo que colocar una rueda trasera, con la salvedad de que en este caso no se usan cierres rápidos, sino tuercas que ejercen una presión mucho mayor y, por otra parte, es necesario fijar la palanca del motor a la vaina de la horquilla trasera para que, apoyándose en ella, pueda ejercer su empuje.
En total, no se tarda más de 5 minutos y puede hacerlo cualquier persona que tenga unas nociones elementales de mecánica de bicicleta. En todo caso, el manual de instrucciones -que se suministra en español-, es muy claro y explica detalladamente cómo se hace.
Pero si estás en Madrid, te lo instalamos nosotros.
PINCHAZOS
Un pinchazo siempre es un contratiempo incómodo, sea en la bicicleta que sea. En este caso, aunque la instalación del motor es sencilla, quitar la rueda para arreglar un pinchazo lleva más trabajo que hacerlo con una rueda normal.
Si vas a instalar una Copenhagen Wheel en tu bicicleta, te recomendamos el uso de cubiertas con protección antipinchazos, ruedas macizas o una cámara Gaadi que puedas sustituir sin tener que extraer la rueda.
PRUEBA
Si quieres probar la Copenhagen Wheel, ponte en contacto con nosotros.
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