5º Encuentro de Tándems en L’Arboç, a bordo de una Hase Pino

50 parejas en tándem recorriendo la comarca del Penedés en un espléndido día de sol. Una estampa casi onírica que compensaba con creces los 1.200 Km entre ida y vuelta recorridos para participar en el 5º Encuentro de Tándems en L’Arboç, un pequeño municipio que destaca, muy curiosamente, por la réplica a escala (a una buena escala, por cierto) de la Giralda de Sevilla.

Desde 3ike nos gustaría agradecer a Carles Soler y Eli Esteban -organizadores-, a José Luis del Olmo, Santi Martínez y Rafa Cruz por haberse papado esos kilómetros a bordo de una moto en lugar de un tándem, como seguramente les habría gustado, y a todas las entidades colaboradoras –Ajuntament de L’Arboç, Esports Prieto, Macario, Bodegues Torres y XTerra– el trabajo que se tomaron para escoltar al grupo y asegurarse de que circulásemos con seguridad especialmente en aquellos tramos que transcurrían por carretera o cruces que podían resultar más críticos.

Fue un amable paseo, con un recorrido total de 50 Km divididos en dos por la visita a la Finca Mas La Plana, de las Bodegas Torres, donde tuvimos la oportunidad de conocer la historia de estas Bodegas, disfrutar del espectáculo de aromas en el túnel de olores y finalmente degustar unos ricos caldos. Un buen tentempié para seguir el camino con mejor humor -si es posible- que hasta entonces.

Desde primera hora -la salida era a las 9 de la mañana, disfrutamos de una temperatura ideal para pedalear. Hacía sol pero era una mañana fresquita, alejada de la ola de calor que una semana antes había azotado toda la Península Ibérica. Y así empezamos, saliendo uno tras otro las 50 parejas que éramos, acompañados por algunos miembros de la organización en moto y también en bicis de a uno. Acostumbrado al secarral que es Madrid durante la mayor parte del año, no imagináis cómo se agradecía pedalear entre campiñas verdes y viñedos, a lo largo de caminos rurales y poco transitados. En la lejanía, ver a ese grupo de ciclistas, coordinados perfectamente de dos en dos, resultaba un bonito espectáculo visual.

Pinchando aquí veréis el fabuloso álbum de fotos que prepararon los chicos.

Sin contar, por supuesto, con el espectáculo de la propia diversión y camaradería entre los ciclistas. Allí nos encontramos jóvenes de todas las edades. Dos parejas llevaban consigo a sus niños pequeños, uno viajaba en un carrito Chariot y el otro chavalín seguía a sus padres en un remolque de tipo TrailGator. Un tercero acompañaba a su padre en la parte de atrás del tándem.

Yo soy muy malo para los nombres, y no suelo quedarme con ese detalle a menos que me lo meta en la cabeza a martillazos. Así que os pido disculpas por no mencionaros al menos con nombre de pila… Y a esa pareja que, como nosotros, llevaba otra Hase Pino, edición de hace algunos años, con quienes Javier y un servidor no nos sentíamos los únicos bichos raros del grupo… Eso sí, los más cómodos, con diferencia. Por lo menos el de delante.

Y por último, saludar a mi colega de correrías, Javier Barranco, copiloto y un crack, el alma de la fiesta. Cómo me pude reír con él. Y me consta que otros también se reían a nuestro paso… no era para menos. Por cierto, os recomiendo que visitéis su tienda en Cambrils. Tiene unas bicis bien chulas y además os construirá la bici de vuestros sueños (siempre que no sea una reclinada, jeje)

Lo que lamento es no haber podido grabar ni fotografiar las escenas en condiciones, pues me llevé mi GoPro pero no me había asegurado de cargarla previamente, confiando en que podría hacerlo con el mechero del coche, y luego resultó que el cargador se me había fastidiado. Por fortuna, había un buen equipo de reporteros gráficos que se lo tomaron más en serio que yo, y cuyo vídeo es el que está más arriba.

No quiero despedirme sin acordarme de Luis y compañía, que tan bien se lo habrían pasado con nosotros si hubieran podido venir. En otra ocasión será.